La solución irrumpe de golpe. Es cuando llega la luz a la
oscuridad del proceso de incubación y las partes antes dispersas se unen
presentando un todo ordenado. Ese es el momento más agradecido del proceso
creativo, porque es cuando uno ve todo claro y conectado. Es un tipo de éxtasis
placentero que da energía a todo y justifica todo el esfuerzo anterior.
Sería maravilloso poder decir que aquí se acaba el proceso
creativo. Como si fuera un cuento de hadas, como un “feliz para siempre”
eternizado en el placer de la iluminación. Pero, no es así, el proceso creativo sigue su ritmo y así se
entra en la próxima fase.
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